La vida está marcada por los ritmos biológicos y, por tanto, las necesidades vitales, como dormir o comer, deben estar reguladas en función a estos parámetros temporales. Las consecuencias más visibles de no adaptar las comidas a los horarios establecidos por el reloj biológico son el sobrepeso y la obesidad. Así lo han asegurado un grupo de científicos de la Universidad de Pensilvania en un artículo publicado recientemente en la revista Nature Medicine, después de alterar los ritmos biológicos de ratas de laboratorio. El resultado fue que engordaron mucho más que las ratas sanas, a pesar de ingerir la misma cantidad de comida.
Para llevar a cabo la investigación los científicos suprimieron el gen del comúnmente denominado reloj biológico, conocido como BMAL1. Como consecuencia, estos roedores modificaron sus hábitos de alimentación, comiendo durante el tiempo en el que antes solían dormir y viceversa, por lo que llegaron a convertirse en obesos en muy pocas semanas sin haber incrementado la cantidad de alimentos. “Estas conclusiones nos demuestran que la obesidad no solo es el resultado de un desfase entre las calorías ingeridas y el gasto energético, sino que hay otros factores implicados en el desarrollo de esta enfermedad, como son los ritmos biológicos”, aseguraba Arnaud Basdevant, jefe del servicio de nutrición en el hospital parisino Pitié-Salpêtrière.
Lo que más engorda es comer durante la noche
El reloj biológico de cada persona está determ inado por factores ambientales externos, como la luz, la alternancia día-noche, la temperatura o la humedad, en base a los que se sincroniza la disposición de nuestro organismo para la actividad física o el descanso, el sueño o la vigilia y las comidas. En definitiva, el hombre no es un animal nocturno, por lo que tanto la actividad física durante la noche como la ingesta de comida provocan fatiga, trastornos alimentarios y sobrepeso. Unas consecuencias que están sobradamente estudiadas en los trabajadores de los turnos de noche .Picar entre horas no satisface el apetito y confunde nuestro reloj biológico
Estos descubrimientos han sugerido nuevos tipos de dietas b asadas en la ‘crononutrición’, es decir, en regular las comidas según el reloj biológico. Aunque muchas de ellas han sido criticadas por los especialistas en nutrición porque aseguran que se puede adelgazar comiendo todo lo que se quiera, siempre y cuando se haga estrictamente dentro de unos mismos horarios marcados para ello. De lo que no hay duda es que, ajustar las comidas a un mismo horario y, sobre todo, evitar picar entre horas, es la mejor forma de adelgazar sin tener que hacer dieta.
Los éxitos de la crononutrición
La psicóloga cognitiva Odile Jacob, autora de La Chrono-diététique, hace hincapié en el hecho de que el objetivo de comer no debe ser otro que satisfacer el apetito. Sin embargo, la sensación de saciedad no comienza hasta 20 minutos después de comenzar a comer, cuando el cerebro comienza a trasmitir este tip o de señales. Por ello, sostiene que picar entre horas no satisfará inmediatamente nuestro apetito y confundirá nuestro reloj biológico, que computará ese acto como una comida más del día. Sus principales recomendaciones son guardar estrictamente los horarios de las tres comidas diarias, no ingerir alimentos entre medias ni durante la noche –porque no se quemarían las calorías–, y comer lo más lentamente posible para darle tiempo al cerebro a enviar las señales de saciedad.
En las cronodietas tiene especial importancia el desayuno, ya que después de ocho o nueve horas de ayuno el cuerpo necesita una comida rica en hidratos de carbono, lípidos y proteínas para activarse. Para ello, no deben faltar los cereales o el pan, las frutas y los huevos.