Presoterapia, cavitación, mesoterapia, radiofrecuencia… la elección de la técnica depende de las necesidades de cada mujer en función del peso aumentado durante el embarazo y sus propias características. Aunque normalmente suelen combinarse.
Los senos sólo deben tratarse cuando la madre termine de amamantar al bebé. La cirugía es la última opción. En el caso de recurrir a ella, espere un año desde el parto. Es el tiempo necesario para evaluar si los cambios en el cuerpo de la mujer son definitivos. «La faja no debe utilizarse, incluso si el nacimiento ha sido por cesárea. Impide que los músculos se recuperen por sí mismos y a la larga la zona quedaría flácida. Puede usar una en momentos puntuales como una cena o ir al médico», aconseja Lucía Moya, matrona de la Fundación Jiménez Díaz.
La caja pélvica de la embarazada cambia su estructura ósea después del parto. Se desplaza y después regresa a su sitio, pero nunca vuelve al estado original. Afortunadamente, no sucede igual con la piel y los músculos, los cuales sí se recuperan. Aunque depende del buen tono muscular anterior de la mujer, y sobre todo, de los cuidados antes, durante y después del embarazo.
Presoterapia, cavitación, mesoterapia, radiofrecuencia… la elección de la técnica depende de las necesidades de cada mujer en función del peso aumentado durante el embarazo y sus propias características. Aunque normalmente suelen combinarse.
Los senos sólo deben tratarse cuando la madre termine de amamantar al bebé. La cirugía es la última opción. En el caso de recurrir a ella, espere un año desde el parto. Es el tiempo necesario para evaluar si los cambios en el cuerpo de la mujer son definitivos. “La faja no debe utilizarse, incluso si el nacimiento ha sido por cesárea. Impide que los músculos se recuperen por sí mismos y a la larga la zona quedaría flácida. Puede usar una en momentos puntuales como una cena o ir al médico”, aconseja Lucía Moya, matrona de la Fundación Jiménez Díaz.
La caja pélvica de la embarazada cambia su estructura ósea después del parto. Se desplaza y después regresa a su sitio, pero nunca vuelve al estado original. Afortunadamente, no sucede igual con la piel y los músculos, los cuales sí se recuperan. Aunque depende del buen tono muscular anterior de la mujer, y sobre todo, de los cuidados antes, durante y después del embarazo.
Normalmente las clínicas o centros de estética efectúan circuitos postparto, es decir, combinan varios tratamientos: electroterapia, cavitación, presoterapia, radiofrecuencia, LPG… Y suelen vincularse al seguimiento de un plan nutricional. “La cirugía siempre es la última opción, y sólo si existe una distensión o una grasa muy localizada”.
Los tratamientos estéticos actúan sobre varios planos. Por ejemplo, para restablecer el tono muscular se aplica electroterapia. Consiste en colocar electrodos que envían corriente para tonificar el músculo. Las sesiones duran entre 20-30 minutos, una vez a la semana. La celulitis o la grasa localizada se elimina mediante la técnica de lacavitación o ultracavitación. Se basa en ultrasonidos de muy baja frecuencia. Gracias a ellos, se aumenta la temperatura en los cúmulos de grasa hasta que se rompen las células adiposas. Éstas se eliminan a través del sistema linfático o bien las metaboliza el propio organismo.
La presoterapia genera una serie de presiones en diferentes puntos mediante una especie de funda-pantalón que cubre desde el tobillo hasta el vientre. Facilita el retorno venoso y el drenaje linfático. “Mejora la hinchazón de las piernas y la retención de líquidos. La estimulación del sistema linfático favorece la eliminación de la grasa licuada durante la cavitación. Solemos aplicar la electroterapia, la cavitación y la presoterapia en una sola sesión, que dura una hora y media”, explica López Andrín. Se necesitan unas diez sesiones (una a la semana).
Una vez bajado el volumen, la grasa y el músculo, continúa el tratamiento con 4 o 6 sesiones de radiofrecuencia para, sobre todo, reafirmar la piel flácida del abdomen. La máquina desprende ultrasonidos que calienta la dermis media y la dermis profunda (a una temperatura de entre 42 y 44 grados). Así se estimula la producción de colágeno y se activa la circulación de la dermis. Mejora el metabolismo de esta capa aumentando su grosor y la firmeza de la piel, al tiempo que reduce la grasa. El número de sesiones es de 4 a 6, una a la semana (de 30 minutos cada una para la zona del vientre).
Cavitación de abdomen
Para las cartucheras y los muslos, según López Andrín, la máquina más eficaz es la LPG. Ésta favorece la circulación de la sangre y la eliminación de líquido a la vez que aumenta el metabolismo de la quema de grasa. Todo esto mediante un amasamiento mecánico con succión. “Mejora la circulación en el ámbito de la dermis, así que actúa en esa capa aumentado su grosor y la firmeza de la piel”, asegura. Se recomiendan entre 5 y 6 sesiones, una a la semana, de una hora de duración.
El tratamiento postparto completo dura entre 4 y 6 meses. Al mismo tiempo que se inicia, el médico debe seguir el plan nutricional impuesto por el médico. Si la mujer rebasa su peso ideal, el médico impone un régimen específico en función de sus características y si está lactando. Si a la mujer no le sobran kilos, simplemente dan unas pautas de alimentación como complemento a las máquinas.
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