La retención de líquidos es una afección que padecen muchas mujeres y se deja ver en la hinchazón de tobillos y pies, las piernas cansadas y una mayor sensación de cansancio.
Además, la retención de líquidos contribuye a que se forme la odiosa piel de naranja o celulitis y a que cojamos unos kilitos de más. Aumentar el consumo de agua, hacer ejercicio físico regular y llevar una dieta sana equilibrada y rica en alimentos diuréticos, son las claves para combatir el problema.
En los días previos al periodo menstrual, algunas mujeres llegan a almacenar en su cuerpo hasta tres kilos de líquidos, lo que ocasiona un sobrepeso de tres kilos. La retención de líquidos no es una enfermedad renal, sino un problema que aparece con frecuencia en las mujeres como consecuencia del síndrome de tensión premenstrual.
El 80% del cuerpo está compuesto por líquidos que son vitales para el buen funcionamiento del organismo. Pero, para que pueda funcionar normalmente debe poseer un correcto equilibrio de agua y sal. Durante el día consumimos una gran cantidad de líquidos y de alimentos que contienen sal. Cuando se ingiere mucha agua y poca sal, la excrección de orina aumenta y, a la inversa, cuando se bebe poco agua y se utiliza sal en exceso, la diuresis desciende. Los responsables de esta armonía son los riñones, órganos que a través de la orina eliminan toxina y material de desecho, para mantener una estabilidad fisiológica.
También en ocasiones, las personas pueden sufrir retención de líquido en el organismo a causa de varios factores hormonales, renales, circulatorios y cardíacos.
Este síntoma se presenta en 1 de cada 2 mujeres en edad fértil y , si bien es imposible de prevenir, sí se lo puede tratar.
Los alimentos que debemos evitar cuando tenemos tendencia a retener líquidos son los alimentos con alto contenido en sodio: jamón serrano, aceitunas, embutidos, mantequilla y margarina, pescado en lata, quesos maduros, pan blanco, marisco…
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