La lista de productos que se puede emplear en tratamientos faciales como el peeling es infinita. En los ingredientes que contengan cada uno de ellos y en la profesionalidad con la que se apliquen radica la eficacia de estos tratamientos faciales. En cada fase del peeling existe un producto específico cuyo uso va a influir en el resultado garantizando o no su eficacia.
Por ejemplo, en la limpieza profunda de la piel y en la preparación del manto hidrolípidico se puede emplear un jabón con extracto de Saponaria, Quijalia y Ácido Glicólico masajeando con movimientos circulares el rostro y el cuello con las yemas de los dedos humedecidas.
La siguiente fase en un tratamiento facial es exfoliar y reparar la piel dañada ya sea por los efectos del sol, por las manchas cutáneas, por las arrugas o por el acné y sus secuelas. En este punto una de las opciones es utilizar un peeling de plantas marinas que exfolie y repare la piel gracias a principios activos que favorezcan una acción profunda. Según la situación de la piel la intensidad será diferente y lo mejor es mezclar el exfoliante con el activador volviendo a realizar movimientos circulares y presionando el rostro para que los activos penetren en la piel.
Después será el momento de aliviar y reconfortar la piel con una mascarilla que absorba el exceso de grasa y cierre los poros y por último es el momento de proteger la misma tanto de la contaminación y de los radicales libres como de los efectos nocivos del sol. En este último paso se utilizan protectores que, además de crear una capa aislante entre la piel y su entorno, reafirmen el rostro y encierren los principios activos en el interior de los poros.
Los ingredientes de origen vegetal o la manteca de karité potencian esta protección de los agentes naturales y favorecen la elasticidad celular gracias a una fórmula de vitaminas y extractos de plantas que colman la piel de nutrientes y ácidos grasos esenciales protectores.
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