Después del embarazo, es común que nuestro cuerpo no sea el de antes, y la figura esbelta que tuvimos en algún momento parezca perdida para siempre. ¡ pero no te preocupes! La acumulación de grasa, el vientre abultado, y las caderas anchas son la consecuencia lógica del embarazo reciente, pero no hay que pensar que estas formas se quedarán para siempre.
Hay muchas mujeres que sienten temor de iniciar una dieta mientras están alimentando a su bebé, ya que les preocupa que les vaya a afectar la calidad de la leche que tengan para ofrecer.
En realidad, se puede empezar un programa para recuperar su figura y condición física de manera segura, en sólo unas cuatro semanas después de dar a luz( seis semanas en caso de cesárea). Pero éste programa tiene que estar bien diseñado para que pueda perder peso de manera gradualmente para no afectar la ingesta de nutrientes esenciales para mantener una lactancia materna completa y por su bienestar.
LA DIETA
La alimentación no puede descuidarse en el periodo postparto, y el éxito para perder peso radica fundamentalmente en la lactancia materna. La lactancia por sí misma reduce el peso del cuerpo, pues cada succión provoca una contración en el útero y además de permitir que éste vuelva a su tamaño original, se produce quema de calorías y se gastan las reservas de grasas en la producción de leche.
Es muy importante tener en cuenta que lo ideal es perder NO MAS DE MEDIO KILOGRAMO POR SEMANA, de esta manera no se afecta la calidad de la leche para el bebé. Hay que tener en cuenta, que se han tardado nueve meses para ganar ese peso, por lo que para deshacerse de él, lo más probable es que se requiera un tiempo similar.
La lactancia demanda más energía por día que el embarazo. La lactancia consume aproximadamente 500 calorías/día más del requerimiento calórico diario. Es muy importante NO hacer una dieta hipocalórica, es decir bajas en calorías en esta época. Una alimentación equilibrada, actividad física moderada y el consumo de líquidos será suficiente para regresar a tu peso habitual.
LOS CAMBIOS QUE HAY QUE HACER CON LA ALIMENTACIÓN
Es muy importante comer al día cuatro veces de forma moderada, en lugar de hacer dos comidas abundantes, para así evitar molestias estomacales y garantizar un consumo constante de energía.
Un consumo de agua y líquidos se considera igualmente básico, por lo que se recomienda que beba al menos dos litros de agua al día. Para lograrlo puede optar por los zumos de frutas naturales, o caldos de verdura sin grasa.
Incorporar meriendas saludables le ayudará a mantener un nivel estable de azucar en sangre, lo cual hace que disminuya su ansiedad y controle la necesidad de comer “ impulsivamente”.
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