Qué tienen los pescados que pueden mejorar mi estado de ánimo?, te estarás preguntando. El secreto está en los ácidos grasos omega-3. Resulta que estas grasas -que solo podemos conseguir a través de la dieta- tienen la fabulosa propiedad de atravesar la casi impenetrable barrera cerebral y mejorar la función de la dopamina y la serotonina, cuyo déficit aumenta el riesgo de depresión. El dato no es ninguna tontería, porque hay unos 350 millones de personas con depresión en el mundo… y la cifra sigue creciendo.
¿Y qué hace que haya tanta gente deprimida?, es la segunda pregunta. Cada vez más expertos echan gran parte de la culpa a un desequilibrio muy poco comentado de la dieta actual: el déficit de omega-3 y el exceso de omega-6. ¡Y es que los ácidos grasos omega-6 están hoy por todas partes! En aceites de girasol, maíz o soja y en todos los alimentos que los llevan, desde platos preparados a bollería, tartas, galletas, conservas, salsas… (¡lee las etiquetas y lo verás!).
¿Por qué es eso tan grave? Porque los omega- 6 tienen efecto pro-inflamatorio y los omega-3 tienen efecto anti-inflamatorio. Y porque nuestros genes evolucionaron con una dieta muy rica en pescado (el hombre prehistórico vivió junto al mar, ríos y lagos) y una proporción omega-6/omega-3 de 1 a 1, y la proporción ahora es de 12 a 1.
¿Consecuencia de ese desequilibrio? Que el organismo está recibiendo muchos más mensajes inflamatorios que antiinflamatorios y que eso aumenta el riesgo de las enfermedades crónicas hoy más frecuentes: enfermedad cardiovascular, artritis, eccema, lupus, cánceres, diabetes, síndrome metabólico, enfermedad de Alzheimer, depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar… todas ellas, inflamatorias.
Cuatro ‘tips’ más:
- Los expertos aconsejan tomar de 2 a 3 raciones de pescado a la semana.
2. El pez espada y otros pescados azules de gran tamaño acumulan altas tasas de metales pesados y solo debes tomarlos de vez en cuando y evitarlos si estás embarazada o vas a estarlo (por suerte, hoy tienes en el súper alimentos funcionales con omega-3 de pescado libres de metales pesados, aptos para niños y embarazadas).
3. El aceite de oliva es rico en grasas monoinsaturadas, otra familia de grasas saludables.
4. Los omega-3 vegetales (en frutos secos, semillas de lino y chia…) son también saludables, pero no tanto como los de pescado.