Hoy comentaremos la importancia de un hábito que, desafortunadamente, desde hace años se ha ido perdiendo, hasta llegar a calificarse como de “extraño” o “muy raro”, y que no es otro que el consumo de fruta durante los tiempos de descanso en las escuelas.
Si usted, querido lector, se da una vuelta por los alrededores de un colegio o instituto durante la hora del recreo matinal, podrá observar (y probablemente no se verá sorprendido) a la mayoría de los niños comiendo sus típicos bocadillos de chorizo, y lo que es peor, la total inexistencia de la preciada fruta en su dieta habitual.
Muchos de ustedes se preguntarán “¿Y a qué viene tanta importancia de ese alimento si igualmente puede ser consumido en casa?” Bien, sin duda su razonamiento parece lógico y de hecho no está falto de razón, pero parémonos a reflexionar un momento. Tomemos como ejemplo el caso de un niño cualquiera, acostumbrado a su bocadillo graso durante las mañanas, y al ya también habitual “zumo” de frutas industrial (que de zumo sólo tiene el nombre). Ese chico, como es evidente, tampoco va a consumir frutas durante su horario extra-escolar, por el simple hecho de que, como él piensa que “todo el mundo come bocatas de chorizo y no come fruta” simplemente se lo toma como un hecho sin importancia.
Aquí es donde debe entrar en juego el papel que pueden desempeñar los padres o tutores encargados de la educación del hijo, fomentando en todo momento el consumo de frutas y vegetales, y en general, alimentos de calidad, para ofrecer lo mejor a lo que más quieren en sus vidas, es decir, a sus hijos.
Un estudio del Centro Superior de Investigaciones Científicas demostró hace ya más de dos años de qué forma afectaba el bajo o nulo consumo de frutas por parte de niños y adolescentes, pudiendo provocar el desarrollo prematuro de enfermedades como la obesidad, problemas del corazón e incluso posibles tumores durante su adolescencia y edad adulta.
Si usted es padre o madre de un niño, desde CLINICA CENYDIET le animamos y alentamos a huir de esos malos hábitos actuales, y ofrecerles a sus pequeños descendientes una alimentación cuidada y sana, haciendo especial hincapié en el suministro de alguna fruta incluida en su dieta de la mañana.
No valen las excusas: un plátano, una pera, una manzana, o un racimo de uva son alimentos ideales para llevar dentro de la mochila. Anímese e introduzca este pequeño cambio que sin duda mejorará enormemente el futuro de sus hijos.