Protectores solares
La existencia del sol es imprescindible para que haya vida en la Tierra, pero tomarlo sin protección puede tener efectos muy nocivos para las personas. La luz solar estimula la síntesis de vitamina D, favorece la circulación sanguínea, actúa en el tratamiento de algunas dermatosis y afecta en el estado anímico. Pero, actualmente, los hábitos solares de la mayor parte de la población no son los correctos y, muchas veces, olvidamos los inconvenientes que tiene una sobreexposición sin protección. Por este motivo, es importante saber que bronceado y salud no siempre están relacionados.
Protectores solares
La existencia del sol es imprescindible para que haya vida en la Tierra, pero tomarlo sin protección puede tener efectos muy nocivos para las personas. La luz solar estimula la síntesis de vitamina D, favorece la circulación sanguínea, actúa en el tratamiento de algunas dermatosis y afecta en el estado anímico. Pero, actualmente, los hábitos solares de la mayor parte de la población no son los correctos y, muchas veces, olvidamos los inconvenientes que tiene una sobreexposición sin protección. Por este motivo, es importante saber que bronceado y salud no siempre están relacionados.
Las radiaciones solares
El sol emite una sucesión de partículas energéticas conocidas como fotones que crean ondas y la longitud de ésta es el nanómetro = 1/1.000.000.000 m. La luz solar se descompone en diversas longitudes de onda, de las cuales tres llegan al planeta Tierra:
1. Ultravioleta (efecto biológico): según su longitud de onda, podemos distinguir tres grandes zonas de radiaciones ultravioletas:
UVC: entre 200 y 280 nm. No llegan a la superficie de la Tierra porque son absorbidas por la capa de ozono. Son muy enérgicas y muy peligrosas para el hombre.
UVB: entre 280 y 320 nm. Son muy energéticas y responsables del eritema. Penetran a nivel epidérmico y provocan el bronceado de la piel.
UVA: entre 320 y 400 nm. Entre el 30 y el 50% de estos rayos llegan a niveles profundos de la dermis y son más perjudiciales que los UVB porque tienen menor energía. Son los responsables del envejecimiento de la piel y del melanoma.
2. Visible (efecto luminoso): penetran hasta la hipodermis.
3. Infrarroja (efecto calorífico): penetran hasta la hipodermis y provocan vasodilatación.
La capa de ozono de la atmósfera absorbe los rayos UVC, que son los más perjudiciales para la piel, pero ésta va disminuyendo un 0’5 % cada año como consecuencia de las emisiones de CFC. Éste es otro de los motivos para protegerse del sol.
. Las últimas investigaciones sobre fotoprotección ha demostrado que casi tan importante como la adecuada protección externa es preparar al organismo desde dentro, con la ingesta de ciertos suplementos que no sólo potencian el bronceado sino que aumentan la capacidad de la piel de luchar contra la acción de los radicales libres. Durante la época del verano es recomendable reforzar la protección solar mediante la ingesta de betacarotenos, lo que se traduce en un riesgo menor de padecer quemaduras y permite una protección más general que mediante la simple aplicación de protectores externos.
ANTES DEL SOL
La clave: Los suplementos de betacarotenos.
El betacaroteno es una sustancia que prepara la piel para que ésta sufra en menor medida los efectos indeseables de las radiaciones solares. No hay que olvidar que el sol es una fuente importante en la formación de los radicales libres, que son unas sustancias muy agresivas para las células y que atacan a la piel envejeciéndola. Fundamentalmente los betacarotenos se encuentran en un buen número de alimentos, de ahí que acceder a sus beneficios resulte sencillo y, además, muy sabroso. Lo que ocurre es que en muchas ocasiones el tipo de dieta que se lleva no asegura las cantidades necesarias de esta sustancia, de ahí que se recomiende acudir a suplementos.
La estrategia: Aproximadamente un mes antes de la exposición solar es conveniente iniciar la ingesta de suplementos farmacológicos a base de carotenos. Los hay en distinta presentación, bien en cápsulas o en soluciones concentradas bebibles.
La dieta: Un menú en el que estén presentes los betacarotenos y otros alimentos antioxidantes, para reforzar los niveles de estas sustancias en el organismo. Los betacarotenos se encuentran ampliamente distribuidos y se pueden encontrar en muchos alimentos, como ciertas verduras ( la zanahoria es la más representativa), sobre todo las frutas, muchas de ellas de temporada, como albaricoques, los nísperos y el melocotón.
Hay que evitar, sin embargo, la ingesta de algunos alimentos que pueden provocar reacciones de fotosensibilización, por lo que es conveniente restringir su consumo en la etapa previa a la exposición solar. Es el caso de algunos vegetales y especias como el perejil y el apio, ricos en aceites esenciales que tienen efectos fotosensibilizantes, sobre todo si se consumen en cantidades abundantes.
Plan de acción:
–Preparacion de la piel: Una limpieza profunda de cutis, en la que se incluya una exfoliación, ya puede ser química, mediante peeling de ácidos o mecánica mediante microdermoabrasión, para eliminar las células muertas de la piel, es la mejor forma de asegurar un bronceado uniforme y sobre todo evitar la aparición de manchas solares.
También es aconsejable realizar ahora ciertos tratamientos cosméticos , como la depilación, especialmente la que se realiza con cera o mediante láser, ya que puede producir una irritación. Después de estos tratamientos, la piel queda muy sensible y al tomar el sol inmediatamente después pueden aparecer manchas oscuras producidas por la hiperpigmentación. Hay que pasar unos 10 o 15 días para que la piel vuelva a la normalidad.
–Probar con pre-solares. Las firmas cosméticas han dado un paso más, incluyendo en sus gamas una novedosa opción: los productos pre-solares, cuya función es preparar la piel para protegerla adecuadamente frente a futuras agresiones del sol gracias a unas potentes fórmulas en las que se incluyen ingredientes como el ácido hialurónico, que aporta y retiene agua en los tejidos y los extractos de micro algas verdes capaces de revitalizar y reparar las células epidérmicas. Deben empezar aplicarse al menos dos semanas antes de iniciar las exposiciones solares, dos veces al día.
-Además es muy importante aumentar la ingesta de agua de forma que la piel tenga las suficientes reservas hídricas como para no deshidratarse ante la acción de los rayos solares.
DURANTE EL SOL
La clave: Productos de protección solar
Ante todo, a la hora de elegir un producto, hay que tener en cuenta el tipo de piel que se tiene: si esta es sensible, normal o poco sensible. Una piel que es sensible siempre se va a broncear muy mal y se quema muy fácilmente, así que debe ir adquiriendo color progresivamente, sin excesos.
Es un elemento que se asocia con los productos de cosmética solar y, a menudo, no se interpreta correctamente. El FPS nos indica el tiempo que podemos exponernos al sol sin riesgo de quemaduras y cuanto más alto es, más protege de los rayos solares. Es importante que cada persona conozca su sensibilidad a la exposición solar y el tiempo que puede exponerse al sol sin riesgo de quemaduras. Los tiempos de exposición sin riesgo son:
Tiempo de exposición de riesgo
FPS (en relación a los filtros UVB)
Tiempo de exposición sin riesgo
Sin protección
20 minutos
Factor 8
40 minutos
Factor 11
40 minutos
Factor 15
5 horas
Extremo
Más de 6 horas
Efectos secundarios
Aunque el color de la piel bronceada se asimila a la buena salud, la sobreexposición del sol puede provocar dos tipos de trastornos en la dermis:
Consecuencias visibles: Los rayos UVA ocasionan pigmentación inmediata, los rayos UVB causan un eritema actínico horas más tarde, y la pigmentación melanítica se intensifica días después. Las personas que abusan del sol pueden experimentar, con el tiempo, manchas en la piel, arrugas o cataratas, y a la larga pueden padecer cáncer cutáneo o tumoraciones superficiales.
Consecuencias invisibles: A largo plazo, los rayos UVB son absorbidos por el ADN y causan alteraciones en el genoma . Los rayos UVA también se absorben y se transforman en radicales libres, que alteran el material genético y saturan los sistemas defensivos de la piel. Por tanto, cuando las exposiciones solares son excesivas y los protectores están desbordados, las células anormales proliferan y acostumbran a formar carcinomas o melanoma .
Según las Naciones Unidas, cada año se producen en todo el mundo más de 2 millones de cánceres de piel y 200.000 melanomas malignos. Además, distintos estudios clínicos afirman que utilizar un fotoprotector 15 durante los primeros 18 años de vida puede reducir un 78% el riesgo de cáncer cutáneo.
La estrategia: Extremar la elección del producto solar. Es fundamental que, independientemente de la marca y el precio, éste incluya los filtros adecuados para evitar la agresión de los rayos ultravioleta UVB y UVA. Los solares de última generación añaden, además, un plus de propiedades cosméticas refrescantes, antiarrugas y potenciadoras de la hidratación. También se ofertan actualmente productos específicos para pieles extrasecas o maduras.
La dieta. Pueden incluir alimentos que activen la acción de los melanocitos, las células responsables de la producción de melanina, el pigmento que determina el color de la piel. Afortunadamente, estos alimentos son perfectamente compatibles con los menús más típicos del verano, como gazpachos o ensaladas. El tomate, por ejemplo, al ser rico en vitamina A, ayuda a mantener la piel elástica y previene la aparición de manchas solares. Vegetales como el berro y la lechuga, también ricos en vitamina A y ejercen sobre la piel una acción antisecante, previniendo su espesamiento.
Plan de acción
-Aplicar el producto unos 30 minutos antes de la exposición
-Evitar exponerse a la radiación solar entre las 12.00 y las 16.00 horas.
– Acostumbrarse a una exposición progresiva: pocos minutos durante los primeros días para luego ir aumentando poco a poco, según nos vayamos bronceando.
– Evitar los aceleradores del bronceado, especialmente las recetas caseras como el aceite de coco o el de oliva, etc. Con ello, lo único que se consigue es provocar una reacción de toxicidad que en nada favorece un bronceado uniforme y, además, puede producir quemaduras.
– No hay que utilizar el filtro solar o fotoprotector para estar más tiempo expuesto al sol: según cada tipo de piel hay que tener un tiempo máximo determinado.
El producto solar ideal.
-Debe ser de amplio espectro. Esto es, proteger frente a todo tipo de radiación UV. En este sentido, se recomienda elegir aquellos que contengan filtros químicos o filtros fotoestables de nueva generación, enriquecidos con filtros biológicos como las vitaminas, los oligoelementos y sustancias como el polifenol, que aumentan las defensas durante la exposición solar.
-Resistente al agua: Significa que el producto continúa protegiendo la piel incluso después de darse un chapuzón o de haber sudado. Hay que distinguir entre wáter resistant( resiste una inmersión de 40 minutos o dos inmersiones de 20 minutos) y water proof ( permanece sobre la piel tras un baño de 80 minutos o 4 de 20 minutos).
– Variedad de formulación. El tipo de fórmula es importante. Las cremas grasas y los aceites permanecen más tiempo sobre la piel que las leches y geles. Las fórmulas acuosas que se vaporizan sobre la piel, son las menos resistentes y, en general, no alcanzan el factor de protección adecuado.
-Propiedades hidratantes. Es aconsejable que incluya sustancias con poder antiinflamatorio y antioxidantes naturales (vitaminas A,C y E), así como que esté formulado con una buena base hidratante que compense las pérdidas de agua derivadas de la acción de los rayos del sol sobre la piel.
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